AVISHAI COHEN QUARTET

• Movilidad reducida
• Bucle magnético

El que regresa ahora a la escena del teatro Fernán Gómez, el trompetista Avishai Cohen, es un creador con escasas limitaciones, un diseñador de trazados que él mismo señala con sus pasos, un talento evidente del jazz contemporáneo. Desde su irrupción en la escena jazzística de comienzos del milenio, Avishai ha desterrado algunos prejuicios y ha quebrantado, con ello, unas cuantas normas.

Hace poco más de un lustro quebró una más; la que enunció el crítico Hugues Panassie, saludando con placer aquellos tríos de Nat Cole en los que se prescindía de batería, mientras argumentaba en el Bulletin del Hot Club de Francia que «el instrumento, las más de las veces, solo era una fuente de ruidos». El caso es que acudió Avishai Cohen a varios puntos de nuestra geografía arropado por un formato instrumental de doble dúo de guitarra y batería. Poco más tarde corregía el capricho, visitando este festival en el otoño con el proyecto Big Vicious. Ahora regresa con el propósito de presentar su reciente álbum Naked Truth.

Corresponsal del Miles Davis más cool, en cierto sentido de Wynton también, pero sobre todo de Kenny Wheeler, Avishai Cohen se ajusta perfectamente a la descripción del omnívoro musical. Formado en una época de indefinición estética, con extremos plagados de síntesis a menudo imposibles y revisiones de la historia con frecuencia estériles, ha conseguido imponer su concepción del jazz, en gran medida debido a sus colaboraciones con líderes de exigencias y gustos tan dispares como el pianista Kenny Werner, el saxofonista tenor Mark Turner, la cantante de pop Keren Ann, o la Mingus Big Band.

Fue Borges quien advirtió que la imaginación está hecha de convenciones de la memoria, y bien puede jactarse Avishai Cohen de negar la máxima. Su dinámica de trabajo radica en huir precisamente de esas convenciones y alejarse, como si tuviesen un virus, de los lugares comunes en los que caen otros. No hay situación que le resulte extraña. Ni la que requiere el toque preciso del especialista, ni tampoco la que resuelve con la contribución libre y espontánea.Este trompetista atraviesa con la misma confianza los enrevesados pasajes del bop, los terrenos del expresionismo más imprevisible, y los espacios libres de Don Cherry en Art Deco, o los abiertos de Ornette Coleman en Music news. Todo ello puede comprobarse y disfrutarse ahora, otra vez, sobre la escena.