Festival Internacional JAZZMADRID
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Presentación

JAZZMADRID, DE TODOS USTEDES

Cumplimos en el presente año diez de existencia en este nuevo formato que, con el nombre de JAZZMADRID, recogió el testigo de las actividades del antiguo Festival Internacional de Jazz de la ciudad. Solo por eso, esta cita hace tiempo que alcanza tierra firme. Nació en 2014 con poco más que un cargamento, humilde, de ilusiones por parte de quienes hoy siguen siendo sus impulsores, y, en breve, gracias al respaldo del Ayuntamiento de Madrid, su vuelo alcanzó la altura de los gigantes del aire. Hoy esta cita oficia de algo más que de embajadora del jazz que se hace en nuestra ciudad en el inicio del otoño; oficia del arte de desarrollarse y crecer sin cercados, con identidad plena, pero también hermanándose con todos sus colaboradores. Confirma una poderosa transformación en marcha, la negación de una moda, la definitiva certeza de poder convertir en imperecedero lo que para otros solo es aventura pasajera.

Desde ahora, y hasta el 2 de diciembre, el jazz vuelve a quedarse en nuestra ciudad. JAZZMADRID tomará de nuevo calles y recintos, los impregnará de sonidos y colores, y alborotará sus rincones más emblemáticos, a través de varias decenas de conciertos y alguna que otra actividad complementaria relacionada con el jazz.

Madrid en el mapa del jazz europeo

La oferta, como en anteriores ocasiones, es eminentemente plural y su objetivo prioritario vuelve a desarrollar un cartel que, por volumen y contenidos, continúa situando a Madrid en el mapa de los mejores festivales de jazz europeos. Codo con codo con citas tan veteranas y enjundiosas como las de Umbría en Italia, Montreuxen Suiza, o el Jazzaldia de San Sebastián. Un festival de ciudad y para la ciudad cuyo desarrollo volverá a producirse en diferentes espacios escénicos de Madrid, si bien sus centros neurálgicos seguirán siendo, como ha venido sucediendo en los últimos años, los escenarios de la Sala Guirau del Teatro Fernán Gómez, la Caja de Música de CentroCentro, y el auditorio del Centro Cultural Conde Duque.

Jazz para todos

Y, mientras en estos espacios se degusta jazz de ámbito y proyección internacionales como el que pueden elaborar James Carter, Stacey Kent, Samara Joy o Ron Carter, en circuitos como los del Festival de Jazz de Ciudad Lineal, Jazz en los Distritos o en el Círculo de Bellas Artes, la programación dará respuesta a exigencias musicales preferentemente de ámbito local, siempre sustentadas sobre los estándares de rigor y calidad ya habituales en esta muestra. Será, en fin, un placer ver en estos espacios a Pedro Ojesto, David Peña Dorantes, Emilse Quartet, Víctor Antón o David Ruiz, entre otros.

Sorpresas aventureras e instrumentistas gigantes

Volviendo, sin embargo, a Fernán Gómez, Conde Duque y CentroCentro, sedes donde se desarrolla la sección oficial de JAZZMADRID, es interesante avanzar que su programación reserva sorpresas de incontestable contenido fronterizo, o si se desea aventurero, en comparecencias de artistas y grupos como Avishai Cohen, James Brandon Lewis, Mike Stern, Baptiste Trotignont, Nils Petter Molvaer y Donny McCaslin, los dos últimos responsables de una filosofía sonora cuya reposición ha venido demandando una buena parte de la afición, desde que ambos artistas compareciesen en esta muestra hace cinco y siete años, respectivamente.

La casa común del blues

Otra de las sorpresas que el cartel reserva es la continuidad que sigue teniendo la oferta de conciertos de blues en el festival. Este estilo musical, que siempre acumula un público entusiasta y fiel, tiene esta vez un protagonista de excepción en la figura de Elliott Sharp. Los conciertos de Sharp -que cuenta con el aval de su procedencia: la escena experimental neoyorquina cuyo capataz es John Zorn– guardan una razonable equivalencia con el hecho de asistir al alumbramiento del arte en el mismo momento que el autor lo está descubriendo. Esta es la experiencia que mejor define la naturaleza efímera y la singularidad de la música que elabora este creador de Cleveland. Más o menos la misma -aunque con otra intención-, que la que protagoniza la guitarrista británica Kaki King, cuya atractiva y completa ausencia de ortodoxia interpretativa ya ha generado un sinfín de incondicionales que siguen muy de cerca sus aventuras. Y en idéntica situación, aunque su estilo sea radicalmente distinto, cabe contemplar también la presencia en programa de la cantante caboverdiana Mayra Andrade.

Divas del jazz y artistas emergentes

Llegado este punto, se considera interesante destacar -lo hacemos cada año- que la contribución general de las mujeres en el grueso artístico del cartel del festival se salda, hasta este momento, con una presencia de algo más de un tercio de participación. Y, dentro de ésta -como en el caso de la intervención masculina- se ha tenido igualmente muy en cuenta -al margen, por supuesto, de la calidad- un factor como el de la juventud de los participantes.

Acuden, nuevamente, grandes formaciones como la Big Band de Arturo Soria y el Creativa Grand Ensemble, ambas integradas por músicos procedentes de las aulas, respectivamente, del Conservatorio de Arturo Soria y de la Escuela de Música Creativa. En JAZZMADRID, estos intérpretes -a los que hay que añadir a la Soler Jazz Band del Centro Integrado de Música Padre Antonio Soler, de San Lorenzo de El Escoria; el proyecto ganador de la Residencia de Jazz de Conde Duque con la baterista Eva Catalá como protagonista, y las dos propuestas de la AIE: Irene Reig y Juan Sáiz– encuentran un lugar en el que pueden demostrar que sus valores técnicos -y tienen todos suficientes- no son el único calibre de la medida de su talento.     

Eclecticismo y World Jazz

La vocación estrictamente ecléctica que inspira este ciclo se hace evidente en los conciertos que protagonizarán el productor y compositor británico Alfa Mist, las ya mencionadas cantantes Mayra Andrade y Samara Joy (la última, por cierto, ganadora de un reciente premio Grammy), el Rembrandt Trio procedente de Paises Bajos, y el guitarrista y pianista Ralph Towner propietario de una filosofía sonora que, en el quincuagésimo aniversario de su creación, prosigue inspirando y alimentando la obra del grupo Oregon, probablemente la formación más influyente que jamás ha tenido el jazz de cámara.

Y aún queda espacio en el programa para que algunos creadores pertenecientes a ese modelo de jazz que viste de libertad sonora la música popular de cualquier rincón del planeta, expresen sus más recientes inquietudes. Una ocasión única para comprobar la calidad de las evocaciones árabes que adornan la música del grupo del laudista libanés Rabih Abou Khalil, las africanas del multiinstrumentista etíope Mulatu Astatke, o las caribeñas del pianista cubano Pepe Rivero, que acompañará en orden de dúo a la cantante Ángela Cervantes.

Clasicismo: jazz moderno de siempre

Sin embargo, puestos a degustar el sabor sonoro del mensaje del clasicismo en el jazz, lo que se impone es acudir a conciertos como los que protagonizarán el contrabajista Ron Carter, la pianista y cantante Patricia Barber, la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, o los componentes del grupo que, en este año, han decidido homenajear al desaparecido pianista Tete Montoliú. Por sí mismas, estas comparecencias resumen a la perfección la intención con la que nació este festival; esencialmente, que el jazz de siempre y de ahora no siga pasando por los festivales sin dejar otro rastro que el de un apunte exótico.

El glamour de la Clausura

Finalmente, y a modo de declaración de principios, la sección oficial del festival cerrará sus actividades en Fernán Gómez con un gran concierto protagonizado por la trompetista y cantante Andrea Motis, a la que se le ha ofrecido carta blanca para que sea ella misma la que conforme la orquesta que considere más oportuna para desarrollar una actuación en la que presentará su producción discográfica más reciente. Una espléndida conclusión para un festival que, entre otras muchas metas, busca acodar el lenguaje del jazz con la identidad estilística de una de las artistas que mayor y más sólida proyección internacional tiene en estos momentos. Los resultados de su trabajo demuestran hace años que hay algo más que un boceto urgente debajo de las ideas que despliega y que jamás pone en marcha iniciativas de ocasión, y sí proyectos reales y sentidos, muy apoyados siempre por el público.

Otras geografías del jazz: Instituto Francés, Círculo de Bellas Artes, Madrid en Vivo y Villanos del Jazz

Finalmente, manteniendo uno de los rasgos que ya han hecho de esta convocatoria una cita singular, sus geografías naturales en Fernán Gómez, CentroCentro y Conde Duque, experimentarán una considerable ampliación, integrando los conciertos y actividades de jazz que, en el mes de noviembre, tienen previsto desarrollar el Instituto Francés, la Asociación Madrid en Vivo a través de su programa Jazz con Sabor a Club, el Círculo de Bellas Artes y el ciclo Villanos del jazz, cuya oferta este año es fascinante. Vuelve a ser, de este modo, JAZZMADRID una gran caja de resonancia para todas esas iniciativas de idéntico linaje, un gigantesco megáfono de verdades andantes que predica una existencia y una identidad, en adelante, definitivamente compartidas entre iniciativas públicas y privadas.

El Instituto Francés, Madrid en Vivo y Jazz Círculo, del Círculo de Bellas Artes, son ya son viejos colaboradores de JAZZMADRID; Villanos del Jazz, por su parte, cumple en el presente año tres de existencia, colaborando activamente con el festival. Y lo hace desde sus sedes principales, en el Teatro Pavón y en la Sala Villanos (antigua Caracol), y también compartiendo algunos conciertos en el Fernán Gómez, iniciativa que cristaliza en esa atractiva fórmula de trabajo común entre entidades privadas y públicas por la que hace años apostamos en esta cita. En un caso similar se encuentra el Festival de Jazz de Zaragoza, cuya colaboración, compartiendo conciertos con JAZZMADRID, tiene un historial ya de cuatro años.

Villanos del Jazz arrancará su programación en la Sala Villanos en los primeros días del mes de octubre, y su cartel lista nombres este año tan atractivos como los de Alfredo Rodríguez, Inmanuel Wilkins, Birelli Lagrene, Tigran Hamasyan, Dhafer Youssef, Antonio Lizana, Jose James, Billy Cobham, Mark Guilliana, Harold López-Nussa o The Stick Men, y solo se citan algunos ejemplos, porque son demasiados para incluirlos en estas notas de introducción. Para conocerlos todos, como en el resto de apartados y colaboradores, se sugiere hacer lectura atenta de la agenda de actividades completa en la página del festival.

Apegado al paisaje de Madrid

Con este alambique sonoro, JAZZMADRID sigue configurándose como uno de los mejores certámenes subalpinos que el jazz es capaz de producir. Una referencia clara para quienes desean que las citas del otoño sean un muestrario de lo que se está produciendo en el panorama jazzístico del momento. Y el hecho de que la selección incluya propuestas estilísticas de todos los colores y dimensiones lo hace aún más atractivo. Con todo, sin embargo, quizás lo más importante sea que se trata de un festival concebido, impulsado y gestionado por el Ayuntamiento de Madrid y, por ello, apegado a la ciudad que ocupa y que, seguro, no podría conocer desarrollo igual en cualquier otro lugar.

El cartel se completa con una conferencia que tendrá lugar en la Biblioteca Nacional de España, cuyo argumento rastrea la dinámica de la novela policíaca antes de la llegada del jazz. La ponencia es prolongación de otras anteriores, en las que se informó acerca de las relaciones entre el jazz y la novela negra, y el jazz y el cine. Y, hablando de cine, habrá proyecciones, también, de diferentes películas de ficción y documentales de jazz en Cineteca.

Con todo ello -permítanme que insista en el detalle-, queda muy claro que Madrid y el jazz siguen caminando y contemplan el futuro estrechamente unidos. Tan es así que, cuando alguna vez ha faltado el segundo, la ciudad pierde inmediatamente el perfil sonoro que viene caracterizándole desde hace tiempo. El jazz aquí es música para el paisaje y no de paisaje. Música bien apegada a la realidad. Música para la razón, para la inteligencia.

No cabe, en fin, sino aplaudir sin reservas una iniciativa que, como esta del Ayuntamiento de Madrid, compromete a instituciones y entidades como todas las ya mencionadas, en una labor que pretende seguir cultivando la fraternidad estética y hacer apuestas cada vez más avanzadas y gratificantes por el definitivo entendimiento entre todas esas iniciativas públicas y privadas. La aventura integradora comenzó hace ahora diez años y entonces solo se trataba de hacer que JAZZMADRID madurase en direcciones distintas. Lejos de ser una atractiva esperanza, ese momento ya ha llegado. Este festival es de todos ustedes.

Luis Martín
dirección artística de JAZZMADRID

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